Después de Tijuana: ¡Buenas Noticias!

Después de Tijuana. Después de un mes en la clínica de tratamiento de cáncer en Tijuana, fui a casa y continué con el programa que los médicos de la clínica me habían recomendado. Afortunadamente, tuve el apoyo total de mi esposo, y mis hijos eran muy comprensivos, porque este programa de tratamiento en casa nos afectó a todos. Había cosas que no podíamos hacer, lugares en los que no podíamos comer, cambios que debían hacerse en los horarios de nuestra casa.

Primero estaba la dieta: El programa implicaba un enfoque nutricional completo. Comí una dieta completamente vegana, consumí un montón de jugo y fui muy estricta con lo que puse en mi organismo. Tomé suplementos. Incluso me encontré llevando mi propia comida a reuniones familiares y otras ocasiones sociales, porque la dieta era muy estricta.

Además de la dieta, había una variedad de terapias y tratamientos que hice en momentos específicos durante todo el día. Una terapia, por ejemplo, era la Sono- dinámica (sonora). Durante 30 minutos usaría un dispositivo manual que aplica ondas de sonido a mi cuello. El fundador de la clínica de Tijuana, Dr. Antonio Jiménez («Dr. Tony») cree que este tratamiento ayuda a matar las células cancerosas.

Otra terapia fue la de hipertermia corporal completa en la que me metí en una máquina en forma de cúpula que produce mucho calor. La idea de esta terapia es inducir una temperatura corporal muy alta para estimular su sistema inmunológico para combatir las células cancerosas, que mueren en altas temperaturas. Haría esta terapia tres veces a la semana. Cada vez tenía que instalar la máquina, calentarla, entrar en ella durante una hora, salir y recuperar. Después de llegar a ese punto de fiebre, que tomaría 15 minutos aproximadamente, mi cuerpo se reequilibraría y volvería a la normalidad. Luego me duchaba y lo guardaba todo. Así que aunque la terapia real sólo tomó una hora, todo el proceso fácilmente tomó dos. Y existen muchas otras terapias.

Todas estas terapias realmente, cambiaron la dinámica de la rutina regular de mi familia. Todo el mundo tenía que adaptarse, y fue difícil.

Durante el año que seguí esta estricta nueva dieta y programa de terapia en el hogar, toda mi atención estaba centrada en mi tratamiento. Debido a esto, hubo muchos momentos en los que no pude participar en muchas actividades regulares de mis hijos. No podía llevarlos a la práctica de fútbol o sentarme y hacer la tarea con ellos como antes, no me ofrecí como voluntaria en el aula de mi hija. A veces, estaba simplemente demasiado agotada para estar allí para ellos. Toda mi energía y mi atención se iban en sanar.

Pero me quedé con estos tratamientos, y estoy agradecida de que mi familia me apoyó.

Cada tres meses, mi médico local de atención primaria ordenaría sangre y escaneos, y luego tomaría los resultados de estas pruebas para una cita de seguimiento en la clínica de Tijuana.

Después de seis meses en este programa, acudí a una cita de seguimiento con mi médico local. Fue en esta cita que me alegré de recibir buenas noticias: ¡La dirección en la cual me conducía era positiva! El tumor se había encogido un poco, y los marcadores tumorales en mi sangre se habían desplazado en una buena dirección.

Fue maravilloso ver que me estaba dirigiendo en la dirección correcta, y me sentí bien que mi arduo trabajo de someterse a esta dieta estricta y régimen de terapias ¡estaba dando sus frutos! Mis médicos eran muy alentadores y estaban emocionados por mí.

Mi familia estaba emocionada por mí, pero yo todavía sentía que lo que realmente querían era que siguiera el curso «estándar» de tratamiento-cirugía, radiación, etc.- y detuviera toda esta terapia que limitaba mi vida normal. A pesar de la oposición y los desafíos, seguí siendo fuerte en creer lo que era correcto para mí.

Pensamiento de Poder:

Todo es posible para los que creen.