Cuando los doctores me encontraron un carcinoma papilar de tiroides a un lado del cuello, solo se me presentó una opción de tratamiento: cirugía y posiblemente, radiación. Algo en mí dijo: ¡NO! “Espera”, dijo mi voz interior. “Primero busca, no hay apuro…”

Me sentí obligada a tomar fuertes decisiones. ¿Escucho el consejo de la comunidad médica y de todos los que me rodean, que me instan a tomar la ruta tradicional y luego lidiar con todos los posibles efectos secundarios y complicaciones de estos tratamientos? ¿Me rindo al miedo? ¿O busco respuestas al por qué tengo cáncer? Exploré mis opciones y tomé el camino menos recorrido, siguiendo métodos alternativos de tratamiento.